viernes, 16 de diciembre de 2016

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Botería Julio Rodríguez: testigo de un oficio en desaparición

Botería Julio Rodríguez

Nuestro viaje por el Madrid de antaño nos lleva al año de 1909, cuando abrió sus puertas la Botería Julio Rodríguez, dedicada a una de las grandes insignias de la cultura ibérica: las botas para vino, presentes en todo desde las corridas de toros hasta las historias caballerescas de la literatura española. Su dueño, nieto del fundador y último botero de Madrid, se ha dedicado más de 40 años a este oficio y que son el equivalente al BMW de las botas.

Botería Julio Rodríguez

Un poco de historia: la botería fue fundada en 1909 por un hombre llamado Anastasio Rodríguez, quien trabajó en el oficio desde los ocho años y que después de la Guerra Civil fundó el establecimiento, haciendo botas de vino totalmente artesanales.

Se fabrican con piel de cabra, con un centímetro de pelo, y se recubren con pez, que es resina de pino. Luego, se cosen a mano con hasta 160 puntadas. Su nieto, Julio Rodríguez, solía ayudarlo durante su infancia y tomó las riendas del negocio tras la muerte de su abuelo; se ha dedicado a él por más de 40 años. Hoy en día, se considera el último botero de Madrid, y uno de la mera decena que queda en toda España, pues el oficio lentamente desaparece con la cultura moderna de usar y desechar. Actualmente produce alrededor de 1000 botas al año, con capacidades de un cuarto de litro a 10 litros.

Botería Julio Rodríguezl

Ubicación: Calle del Águila no. 12

Horarios: Lunes a viernes de 9:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:00; sábados de 10 a 13:30.

Tip: las botas están hechas exclusivamente para transportar vino y bebidas alcohólicas secas que no pase de 25 grados, pues los químicos de los refrescos y otras bebidas pueden dañar el recubrimiento y arruinar la bota. Si ya tienes tu bota, Después de usarla, guárdala en posición horizontal para que la resina no se acumule en una sola zona; en caso de que las paredes de la bota se queden pegadas, Rodríguez recomienda primero calentarla al sol, sin soltarla de la mano, y luego despegarla

Claro que, ¿de qué sirve una extraordinaria bota sin nada que guardar en ella? Haz clic aquí para acompañarnos a conocer la primera licorería de la ciudad de Madrid.

Artículo original en Botería Julio Rodríguez: testigo de un oficio en desaparición de Travel Report.



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